Jorge Luis Hernández Silva, pensemos en arquitectura




La pasión de Jorge Luis Hernández Silva por la arquitectura es contagiosa. Es alguien con una consciencia profunda de lo que significa el espacio y le motiva sembrar el pensamiento crítico y reflexivo en todos aquellos involucrados en crearlo.


Para él, una de las partes más importantes en un arquitecto está en las preguntas que se hace, ya que la arquitectura nace de ellas; del análisis, de la reflexión y del estar consciente.


Hacer arquitectura en base a un funcionamiento, solamente será como crear una máquina y la arquitectura tiene una parte muy importante que se le agrega al diseño; la parte del habitar humano. En todo caso, una máquina sensorial, un espacio habitable. Algo hecho para el hombre.



“Tienes que ser muy perceptivo. De tratar de entender qué es lo que se necesita para hacer un espacio. No se trata de hacer cajas, de hacer espacios o de satisfacer solamente las necesidades físicas, hay una parte espiritual muy importante de todos los que habitamos que tenemos que satisfacer y tenemos que pensar en eso.”










“La arquitectura es expresiva, hay un espacio que debe ser expresivo. Las experiencias en arquitectura deben estar basadas en la parte expresiva del espacio y en la parte humana del hombre, no tanto en satisfacer sus necesidades físicas. No es acostarte, es dormir y tal vez más allá, soñar. No es el caminar, es el pasear, el disfrutar el paseo, el circular, el tener un recorrido. Entre menos veas los actos de hombre y veas más los actos humanos, es esa parte espiritual, en donde el espacio expresivo te ayuda a que la vida tenga esta característica de ser extraordinaria. La arquitectura viene a hacer eso, trata de ser el espacio para conmover a la persona para que tenga una experiencia de vida.”










Su invitación es a ser más críticos de la arquitectura, a exigir una más honesta, a aprender a decir qué es correcto y qué es incorrecto. Nos exhorta a crear magnetismo y expresión en la ciudad, a buscar la belleza e ir más allá de las construcciones; a vincularnos con la vida, con las emociones, con la intuición, y desde ahí tejer una ciudad.



“Hay que sensibilizar a los desarrolladores. Se sigue pensando como construcciones y no como arquitectura. En Guadalajara se tiene de ambos, sin embargo hay unas zonas que se están llenando de edificios inexpresivos, mudos, sin gracia.”



Es muy importante que un edificio conecte con su sitio, con las personas que lo rodean y con quienes lo van a habitar; así como trabajar la arquitectura para dar prioridad a la calidad de vida y al bien común antes del bien particular, para que sea realmente un privilegio vivir y gozar de los espacios.


Debemos cuestionarnos todo lo que conlleva habitar, qué sucede con la comunidad relacionada a la obra que se está colocando en un cierto punto; cómo vamos a lograr que ese sea el lugar idóneo para vivir. 



“La arquitectura debe enriquecer, debe ser mejor con ella que sin ella. Si es mejor sin ella, estamos haciendo las cosas mal.”



Jorge Luis considera que hacer una casa es un compromiso muy grande y que el verdadero reconocimiento está en las personas que habitan esos espacios. Además es un arquitecto que reconoce la extraordinaria mano de obra mexicana y presta atención al uso de los materiales. Para él, la arquitectura debe proponer la relación que tiene con su lugar y esto a su vez está relacionado con los materiales que tiene a su alcance.












A lo largo de su carrera ha aprendido que el mexicano es muy celoso de su intimidad pero a la vez disfruta de invitar gente a su casa, y busca que esa cordialidad se transmita en sus espacios. Así su arquitectura expresa ese equilibrio, utiliza ventanas que se recorren para transformar la casa en una terraza, crea espacios que se abren y se cierran dependiendo de las necesidades del usuario, y a su vez, trata de que todos los espacios tengan mucha intimidad.














Además, entiende que tenemos un clima maravilloso y cuida las orientaciones de sus proyectos para que las cosas funcionen de la manera más natural posible; aprovecha la ventilación cruzada y elimina las cuestiones mecánicas. Hace espacio a la luz natural y lleva la vegetación al interior de la casa.


















  “Si está bien resuelto, no pasa nada, se puede tener un vergel dentro de tu espacio.”