Roberto Velasco es un arquitecto que entiende el habitar como el acto consciente de apropiarse de un espacio, y observa que en la arquitectura como en la arqueología puedes descubrir a través de cosas materiales la vida de las personas que alguna vez habitaron ese lugar.
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“Sigo apasionado de esa arquitectura. Puede que no me sirva de manera utilitaria en KMD donde trabajo hoy, pero sí emocionalmente, porque finalmente yo hago todo el diseño. Es una experiencia emocional, holística… que aunque sé que no será algo que plasme tal cual en el hotel que diseñemos aquí, dicha información se queda en lo más profundo del cerebelo y es alimento espiritual.” |
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Roberto es alguien a quien le mueve el sentimiento humano, quien encuentra valía en la conexión personal y quien considera verdaderamente importante encontrar algo que le despierte y lo motive a desarrollar algo más que un ente utilitario. Observa que no sólo es el pedazo de arquitectura en la ciudad y ganar dinero con esa pieza, sino una especie de mística y chispa que conecta de por vida a las personas involucradas.
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Para él, hacer una casa es participar del proceso de una familia y tener contacto con la materialidad de las cosas; es pasar de un trazo a un muro.
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“Creo que esto es lo que hace que diario sienta esto como una bendición, pero también el comprender que me están dando un terreno, lo que significa un pedacito de planeta que vas a intervenir con algo que se quedará ahí cincuenta años; es sagrado ese sitio. Es una opción en tu vida única e irrepetible, porque si tu ocupas eso ya no lo ocupó nadie. Así que esto es algo sí me asusta, es una gran responsabilidad… lo tomo muy en serio.” |
Es un arquitecto con mucha sensibilidad hacia el entorno y la naturaleza, un aficionado del paisaje y los jardines, cuya reflexión se torna hacia el papel que juegan los árboles y las plantas en nuestra vida, haciéndolos partícipes de sus proyectos. Considera que ellos llegaron antes que nosotros y por lo tanto hay que honrarlos. |
“Es la forma en que yo vislumbro envejecer. Es la misma conexión con el planeta y con la humanidad a diferente escala, no importa si son veintinueve ceibas o es un aguacate…” |
Roberto respeta y admira el trabajo de Piet Oudolf, un arquitecto paisajista que busca cambiar el paradigma de la belleza a través de su tesis: “ya no hay agua y no habrá más”. |
Lo estimula la música clásica, la arquitectura, la pintura, la escultura y la literatura. En ésta última, destaca a Jorge Luis Borges y a Shakespeare, mientras que en la arquitectura señala a Luis Barragán, a Renzo Piano, a Mies van der Rohe y a Frank Lloyd Wright; además de reconocer que hay mucha arquitectura anónima que lo inspira. |