Los arquitectos debemos volver a aprender los principios de la naturaleza; entender que cada material debe ser empleado en relación con sus cualidades específicas.

El uso poético de los materiales, es en última instancia la forma como el arquitecto pasa de una idea a su concretización, a su realidad tangible y perceptible.

Influidos por las ideas de Louis Kahn sobre "lo que el material quiere ser", se abre a aspectos fenomenológicos, más ligados a lo visual y a la experiencia perceptiva del material: su textura, su comportamiento ante la luz, sus resonancias cromáticas. Una interpretación arquitectónica del aforismo kahniano de que "la materia es luz gastada" parece estar en la vibración del material ante la luz, y en el reconocimiento de que entre ambos existe un constante intercambio de energía, una asociación íntima.

Hemos aprendido de Louis Kahn y Luis Barragán la primacía de un equilibrio entre la masa y el espacio, entre los muros y las discontinuidades introducidas en ellos, entre la presencia y la ausencia de materia. En los espacios de ambos maestros podemos apreciar de un modo profundo el sentido arquitectónico que tenía la palabra "Silencio".