Constantemente nuestros sentidos reciben información de los distintos estímulos que nos rodean. |
Pero, ¿qué tan conscientes somos de esto? |
Los órganos sensoriales transforman la energía que proviene de dichos estímulos en señales electroquímicas que son transmitidas como impulsos nerviosos al cerebro. Una vez interpretada esta información, obtendremos respuestas físicas, mentales y emocionales de rechazo o aceptación a ese entorno. ¿Lo has notado? |
Hagamos un experimento… Respira profundo y pregúntate: ¿En dónde estoy? Reconoce el espacio que te rodea. ¿Qué de lo que se encuentra ahí llama mi atención? ¿Qué sonidos identifico? ¿A qué huele? ¿Me quedaría aquí por más tiempo? ¿Hay algo que modificaría? ¿Cómo me siento? Identifica si es positiva, negativa o neutra tu respuesta. |
Notarás que es la combinación de distintos elementos la que genera emociones específicas en nosotros, mismas que nos impulsan a relacionarnos de una manera en particular con otros y nuestro entorno. Sumemos aquellos que nos hagan sentir bien; de esta manera viviremos en un estado de armonía mayor que hará eco en nuestra comunidad. Busquemos momentos de silencio y reflexión. Seamos curiosos y comprometidos con nosotros y con los demás. Ejercitemos esta conexión. |
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